18 dic 2018

POR ESOS PEQUEÑOS MOMENTOS

Hace unos años en mi época de emigrante me preguntaron para un ejercicio de esos absurdos que ponían ya en la educación obligatoria cuáles eran mis lugares favoritos de mi ciudad. No lo dudé, ahí en lo alto de la lista estaba el Ciutat de Valéncia. 

Ayer ahí fuimos otra vez, ¿cómo perderselo? Con la ilusión y las ganas de cada partido desde hace ya tantos años. Anoche nos visitaba el Barça, y con Messi a la cabeza nos calzó 5. Supongo que los momentos más especiales aparecen cuando no los esperas.

No es la primera así ahí, pero por suerte, hacía bastante de una de estas.


Esta mañana a mucha gente se le escapaba la sonrisa, me saludaban con la mano abierta... os podéis imaginar; y es normal, uno recoge lo que siembra, aunque hoy no ha sido su día. Hoy estaba tranquilo. Ya tendrán otros días, eso seguro. 

Cuando acabó el partido tenía una sensación extraña: estaba fastidiado  como cada vez que me pintan la cara, pero a la vez, sentí un orgullo que todavía no se ha acabado de ir, cuando el equipo saludaba desde el centro del campo y desde dentro me salió aplaudir, levantar mi bufanda y gritar "LEVANTE, LEVANTE" ver y oír que éramos muchos.

Ahora podrán venir y decir que eso es de perdedores y no voy a discutirlo (igual hasta tengan razón). Pero pasa una cosa: uno no elige la mayoría de cosas que le pasan en la vida, otras las elige pero no sabe lo que implica. Pero hay una cosa que sí elige: cómo vivirlas. 

Yo disfruto así, viviéndolo con esperanza, con ilusión y con entrega. Apreciando el trabajo y el esfuerzo. Estoy convencido que con el tiempo los resultados darán la razón a esto pero, ¿sabes qué? Sé que la realidad es muy tozuda y puede que mi pasión no me esté dejando verlo como es, en ese caso, enjugaré mis lágrimas, me levantaré y volveré a ocupar mi asiento con la ilusión de cuando comía paella en casa de la abuela antes de ir a los partidos.

Eso no nos lo podrán quitar.




29 oct 2018

APROVECHA, JODER, DISFRUTA

Creo que fue a Juan Tallón al que le leí que escribir es fracasar ya que como tantas cosas en esta vida cuando pasan de tu cabeza a la vida real nunca llegan a ser lo que imaginabas. Para muestra esta primera frase.

Tanto es así, que es difícil encontrar gente que relea sus textos por gusto. Yo trato de evitarlo pero hace unos días hablando con alguien, estuve recordando mi última maratón de la que ha pasado ya algún tiempo; y casi sin darme cuenta me vi leyendo la crónica que escribí de aquel día. Joder, me llegué a emocionar. Es la primera vez que me pasa. Así que aquí he vuelto a contarlo. Aunque sospecho que aquello que me subía por la tripa tenía más que ver con los recuerdos de aquel mágico fin de semana que por otra cosa. Pero me da igual, fue fantástico.

Así que me ha animado a asomarme de nuevo por este blog solo para decir una tontería cosa: disfrutad. 
Disfrutad cuando aparezca una buena racha, días buenos, o momentos que valgan la pena; aprovechadlos, alargarlos si podéis pero sobretodo, saborearlos porque se van. No sabes ni cómo ni cuándo pero de repente ya no estás como estabas. Se fue.

Así es la vida. Todo se va, aunque de la misma manera que esos momentos se escurren entre las manos sin poder hacer nada por evitarlo; si sigues tu camino en vez de pararte a un lado a llorar lo perdido, llega el momento en que todo aquello vuelve, incluso mejor que cuando se fue. Quizá todavía no hemos aprendido cuál es el momento en que hay que enderezar el ritmo, así cuando pretendemos cambiar de sentido, la salida ya queda atrás

Lo importante es llegar al final y no sentir lo que explicaba tan bien Jabois hace unos días "maldecir haber estado, no estar".

Quizá escribo todo esto porque los retos que me empujaron a crear esto quedan ya lejos en el pasado y estoy buscando la motivación ahora que vuelve la oportunidad de pelear por tener otros nuevos en el futuro.

O quizá no. Quizá esté hablando de otra cosa. 


9 may 2018

MUCHO QUE DECIR, POCO QUE CONTAR

Todas las familias felices se parecen entre sí, sin embargo las infelices lo son cada una a su manera.

Esta frase de Leon Tolstói lleva ametrallándome la cabeza desde hace ya más de una semana cuando se consumó una vez más el descenso, un puto descenso más del Deportivo.

Cuando era pequeño solía pensar que mi manera de vivir el fútbol se me pasaría con los años, que sería algo que quedaba en el pasado, maduraría y tendría un recuerdo simpático de una pasión infantil.

Escuchaba hace unos días que con los descensos (solo escribirlo en plural quema) ocurre como con las novias que se van: con la primera tienes la sensación de que el mundo se te viene encima; rabia, dolor, tristeza, lágrimas (muchas). Ya con el tiempo entiendes que en la vida estas cosas pasan, más te vale aprender a vivir con ellas y que el mundo va a seguir girando en 1ª o 3ª, con ellas y sin ellas. Como mucho escribes en un blog y así unos cuantos piensan que no te funciona bien la cabeza.

¿Duele? Sí, claro que duele y pesa pero ya es de otra manera. Ya no hay tantas lágrimas, solo es una tristeza tímida que no se asoma pero que va por dentro; hay miedo a que sea solo el principio de una caída mucho mayor; y a la vez también hay esperanza de que pronto se pueda arreglar este fracaso aunque la herida no desaparecerá, esa ya ha hecho cicatriz.

No sé si habrá que tragar con otras decepciones antes (siempre es posible un golpe más, incluso cuando no parece posible) pero los buenos momentos llegarán y entonces, este dolor hará que las alegrías tengan un sabor mucho más dulce. Ya ha pasado. Volverá a pasar.


Al final esto se reduce a aquello que decía el Brujo: mucho que decir, poco que contar.

25 feb 2018

SUFRIVERSARIOS

Dice mi admirado Tim Guenard que en esta vida uno tiene su aniversario pero también tiene el aniversario de sus sufrimientos y conviene celebrar este último porque son ellos los que te construyen, los que con el tiempo y dependiendo de cómo los construyan, tu vida la llevas por un camino o por otro.

Cierto es también, que el día que todo estalla es solo la consecuencia de lo que comenzó a caer mucho tiempo antes, quizá cuando ni siquiera lo imaginabas, pero esto lo dejamos para otra ocasión.

La primera parte del párrafo anterior es literal, la segunda ya no pero estoy convencido que si alguna vez Tim llegara a leerlo, no pondría ninguna pega.

Pues bien, este fin de semana se cumple un año de uno de esos días que probablemente recordaré toda la vida, aquello fue un palo de esos que dejan cicatrices de las que años después de suturadas en los fríos días de invierno vuelven a doler. 

Y sin embargo aquí estoy, un año después lejos de donde por aquellos días hubiese firmado estar pero feliz como no hubiese imaginado de ir escribiendo mi camino paso a paso. Estar tan lejos de donde quisiera estar solo significa una cosa: mucho camino por recorrer; no hay tiempo que perder.