Si, porque aunque parezca mentira aun me quedan algunos.
Este amigo me contaba un día algo que paso a reproducir.
Él cuenta que llega muchas noches a casa y ya por el camino va masticando la soledad que sabe que le está esperando manteniéndola bien fría. A veces piensa que aunque fuese solo por unas horas podría engañarla y de vez en cuando un fin de semana darle calor. Aunque en el fondo conoce que eso sería dar paso adelante y varios atrás, algo que conviene evitar. O tiene miedo y se agarra a esa supuesta convicción.
Duda, dice.
Mi amigo no es una persona muy ordenada, tiene en ocasiones esa tendencia a dejarse llevar que lo convierte en un desastre. Siempre ha sido así. Hubo un tiempo en que asumió que "era así y no podía hacer nada por cambiarlo", aunque hoy sabe que eso no es verdad (puede que quizá mañana vuelva a serlo) arrastra las cicatrices de aquella época y algunas otras.
Pero pretende seguir luchando.
Le pasa también a menudo (¿y a quién no? le repondo con una palmadita en el hombro) que en la oscuridad de las noches piensa que nada en su vida está donde debería estar, que le faltan algunas certezas a la que agarrarse cuando sus dudas lo ahogan.
Y en realidad tiene certezas, pocas pero las tiene. Lo sabe, pero me dice que es casi peor. Que se agarra a sus hobbies en los momentos de desánimo. Éstos le permiten seguir a flote en medio de tanta incertidumbre. Pudiera parecer que no es poco, pero (dice) sabe que tiene que conseguir más. No le sirve naufragar de isla en isla. No vale un puerto cualquiera. Él pretende un buen puerto.
En definitiva; en ocasiones piensa que todo es un desastre.
A mi amigo le gusta (cuenta) esconderse en metáforas. Muchos le dicen que las metáforas le gustan porque es una persona inteligente que construirlas de la forma que él lo hace no está al alcance de cualquiera, él sin embargo piensa que las construye para esconderse tras ellas, ya que es un cobarde y que menos que hacer "de la necesidad virtud". Yo solo callo y escucho.
Nunca he sabido muy bien qué decir. Menos en cosas así tan raras.
Me contaba que en esas épocas en las que todo parece tan desencajado que no sabe por dónde empezar, cada vez que repara en cómo está su habitación; no puede evitar pensar en que se ha convertido en una metáfora de su vida. Y lo hace intentando (sin éxito) no caer en la nostalgia.
Van Gogh |
Me explicaba (el muy cabrón) que por eso es conveniente dejar de vez en cuando que las cosas fluyan por su cauce natural y no dejar que su habitación sea muy distinta de su vida.
En ocasiones una metáfora es casi tan valiosa como un salvavidas.
O no.
*Tengo su permiso para contarlo, pero es tímido. Le agradezco su historia de corazón.