6 mar 2023

UN PIJAMA VIEJO, UN BATÍN NUEVO

Una vez leí, no recuerdo a quién ni dónde (igual me lo he inventado) que uno sabe que está enredado en la edad adulta cuando le regalan corbatas o pijamas. Así que llevo años luchando por  esquivar esa señal inequívoca de la cuesta abajo vital. El problema es que cuando uno consigue esquivar una bala, se pone en la trayectoria de otra peor. 

Este año lo empecé dejando caer comentarios alrededor de que "solo tenía un pijama viejo y medio roto", añadiendo que era toda una suerte haberme dado cuenta de ello, justo antes de Reyes.

Un día de Febrero dirigía mis pasos hacia el Carrefour con la mirada perdida, el corazón contrito y las piernas dirigiéndose a una zona muy concreta del supermercado. 

La vida siempre está dispuesta a vencerte sin darse importancia, sin posibilidad de defenderte y adherirte la sensación de humillarte con la que parece disfrutar.

Como uno ya ha perdido mucho, he aprendido que toda derrota antes o después otorga la oportunidad de revancha. Pequeñas e inútiles, pero personales y satisfactorias.

He construido una personalidad basada en sólidas convicciones absolutamente fútiles a las que no iba a renunciar de ninguna manera. Luego la vida te va llevando por caminos raros, tiene su propio plan y acabas renunciando a ti. Elegir cuáles mantienes y cuáles dejas atrás es lo más difícil, sobre todo cuando no pierdes energía en justificarte cuando te descubres siendo aquello que siempre odiaste. 

El problema es que aunque sospeches que estás equivocado, la satisfacción que da verse en el lado correcto una vez, compensa las heridas de las otras 99.


En este caso estoy hablando de mi total y absoluto rechazo y desprecio al batín. Solo el ser humano sería capaz de concebir algo tan feo, que transmite una imagen tan horrible que me obliga automáticamente a mirar con desprecio y superioridad moral a todos los que ceden a ponerse ese atentado al buen gusto.

Por menos se han montado revoluciones. He visto un país cerca de ir a las armas sólo por una tilde.

Yo, que nunca dudé de mi odio y rechazo, que nunca apareció ninguna señal que me hiciera dudar de una de mis más sólidas convicciones, llevo unas semanas escuchando una voz dentro de mi que recuerda que vivo solo; que nadie tendría porqué saberlo; que las mañanas, e incluso la vida sería mas llevadera, que la temperatura a esas horas es más baja de lo que mi cuerpo entiende por agradable y que, ¿por qué no probarlo? ¿Tan malo sería?

Pero claro, por otro lado me digo ¿Qué es un hombre si no sus convicciones? ¿Es acaso sus contradicciones?

Escuché hace no mucho, que los principios son principios cuando son inconvenientes.

¿Es un batín eso de lo que hablo? ¿Sólo batín o batín solo?