Tengo una teoría tan cierta "como que la mañana se levanta" (?). A saber, la mejor manera de conocer a la gente cuando llegas a un sitio es esperar a ver qué te advierten sobre los demás. Están diciendo más de sí mismos de lo que ni siquiera son capaces de imaginar.
Pondré un ejemplo: al poco tiempo de empezar a trabajar para la gran multinacional de la alimentación de la que está beneficiándose de mis inabarcables habilidades culinarias, dos personas distintas me advirtieron que ahí trabajaba gente "muy vaga".
Todo esto puede sonar muy bien y en su momento me hizo sonreír hasta que claro, me di cuenta que tengo una facilidad pasmosa para detectar tontos. Ahora ya no me hace tanta gracia.
Y ahora no tengo muy claro por dónde seguir; no sé muy bien qué contar, no sé muy bien en qué punto estoy. He tenido una semana difícil, de las más difíciles de los últimos 9 meses y he pasado por todos los estados de ánimo que conozco. Tanto cambio, tanta subida y bajada hace que los negativos no duren mucho. Y eso es bueno.
No es la primera vez que lo digo, pero así lo he sentido estos días. La vida es una maratón, quizá un ultrafondo.
Me siento corriendo más allá del km 25 la meta es aun un deseo lejanísimo, pero ya no merece la pena abandonar y con el peso de los kilómetros encima, parece imposible cumplir el objetivo pero miras el reloj y sin saber cómo, estás más o menos donde pensabas estar a estas alturas. Quizá sí, pienso.
Así que pese a que casi no existen posibilidades de llegar donde quiero y en el momento que quiero, no queda más remedio que seguir corriendo.
Hace unos meses, me quejaba por aquí de que casi tenía que comer de noche; solo 6 horas de luz al día. Ahora contra todo pronóstico (?) es todo lo contrario y sí, también me voy a quejar de que me toca dormir de día. Están locos estos isleños.
Inverness 3:30 a.m. |