29 jun 2014

SOBRE VAGOS Y TONTOS

Tengo una teoría tan cierta "como que la mañana se levanta" (?). A saber, la mejor manera de conocer a la gente cuando llegas a un sitio es esperar a ver qué te advierten sobre los demás. Están diciendo más de sí mismos de lo que ni siquiera son capaces de imaginar.

Pondré un ejemplo: al poco tiempo de empezar a trabajar para la gran multinacional de la alimentación de la que está beneficiándose de mis inabarcables habilidades culinarias, dos personas distintas me advirtieron que ahí trabajaba gente "muy vaga".

Todo esto puede sonar muy bien y en su momento me hizo sonreír hasta que claro, me di cuenta que tengo una facilidad pasmosa para detectar tontos. Ahora ya no me hace tanta gracia.


Y ahora no tengo muy claro por dónde seguir; no sé muy bien qué contar, no sé muy bien en qué punto estoy. He tenido una semana difícil, de las más difíciles de los últimos 9 meses y he pasado por todos los estados de ánimo que conozco. Tanto cambio, tanta subida y bajada hace que los negativos no duren mucho. Y eso es bueno.

No es la primera vez que lo digo, pero así lo he sentido estos días. La vida es una maratón, quizá un ultrafondo.

Me siento corriendo más allá del km 25 la meta es aun un deseo lejanísimo, pero ya no merece la pena abandonar y con el peso de los kilómetros encima, parece imposible cumplir el objetivo pero miras el reloj y sin saber cómo, estás más o menos donde pensabas estar a estas alturas. Quizá sí, pienso.

Así que pese a que casi no existen posibilidades de llegar donde quiero y en el momento que quiero, no queda más remedio que seguir corriendo. 


Hace unos meses, me quejaba por aquí de que casi tenía que comer de noche; solo 6 horas de luz al día. Ahora contra todo pronóstico (?) es todo lo contrario y sí, también me voy a quejar de que me toca dormir de día. Están locos estos isleños.

Inverness 3:30 a.m.

25 jun 2014

TENGO UN PROBLEMA

Ya ni recuerdo cuándo fue la última vez que conseguí juntar unas cuantas letras con la suficiente dignidad como para pulsar el botón de "publicar". Y eso que no se puede decir que tenga un listón demasiado elevado, he perpretado aquí algún post poco digno.

Esta sequía de varias semanas, saca a la luz un problema que sabía que existía desde hacía tiempo: la felicidad es enemiga íntima de la escritura. Cuando las cosas van bien (o lo aparentan) tener un rato para escribir parece que pasa a ser secundario, pese a que sé de sobra que en ocasiones el buen recuerdo puede doler uno abandona el refugio a la sombra y prefiere salir a airearse al sol.

Como veis no es uno de esos problemas en el que alguien debería reparar excesivo tiempo, pero desde hace mucho mi escala de preocupaciones está alterada. Uno pretende ser feliz y a la vez seguir escribiendo mucho tiempo.

Bien pensado, esto mismo me pasó hace unos años con salir a correr: era solo una terapia, así que no podía tener demasiada continuidad, cuando "no necesitaba terapia" lo dejaba y ocupaba mi tiempo en otras cosas. Lo superaré.

Es bonita la ciudad. Aunque Glasgow es también los taxis y las carreras desesperadas, no puedo decir que "solo hay buenos recuerdos" los hay que aun asustan cuando aparecen en mi cabeza.

Pero en Glasgow fui feliz, quizá no tanto por lo que fue, si no por lo que enseñó. Tanto que me atrevería a dar un consejo: busca tu Glasgow.

Es chula Glasgow

5 jun 2014

HUIR HACIA ADELANTE

Hace no mucho caí en la cuenta de que no es lo mismo táctica que estrategia. Es posible no obstante, que siempre lo haya sabido no lo sé. Y uno que presume de tener siempre muy clara su táctica e intenta ser muy fiel a ella, hay algunas cosas que debería tener muy claras. Quizá no, pero el caso es que tuve 8 horas entre aviones y aeropuertos en los que no encontré nada mejor que hacer que pensar en ello para acabar concluyendo que la táctica es el cómo y la estrategia es qué.

Dicho queda.

A veces tengo la sensación de que en este blog está todo lo que me ha ocurrido en los últimos 7 años excepto lo importante. Las cosas más importantes, esas no caben aquí, son demasiado grandes.

Esta excusa me ha servido para no contar que hoy era un día marcado en rojo en mi calendario desde hace meses. He invertido muchas horas y más esfuerzo en preparar bien el examen que tenía hoy. Era mi "final".

Pero quizá este argumento haya sido solo la excusa para protegerme de airear un posible fracaso y en realidad el examen no fuese tan importante y no sea más que solo eso, un examen.

Y humillarse públicamente de vez en cuando es un ejercicio recomendable. Creo.

Me gusta imaginarme el día después de un partido importante o del final de la liga al entrenador de mi equipo yendo a su despacho para archivar y guardar todo el trabajo previo; los informes que usaron durante meses para preparar el partido. 

Es posible que sea una estupidez pero es algo que no puedo evitar y además me gusta. Era un detalle que me encantaba de la serie "caso abierto" al final de cada capítulo algún miembro del equipo acudía al archivo a guardar la caja.



Ese vacío que deja el final, ese "¿y ahora qué?" Esa duda (siempre las dudas) si merecía la pena el esfuerzo, si todo compensa. Será por ese miedo a la posible respuesta que uno decide no parar más que lo justo para coger las fuerzas suficientes para afrontar el siguiente reto, el siguiente partido o un nuevo examen.

Huir hacia adelante.