20 jul 2014

DARLO TODO

Hay una frase de Martin Luther King bastante conocida, de esas que está de moda poner en facebook junto a una foto del autor para que todo el mundo pueda ver lo profundos que somos y todo lo que valemos: si supiera que el mundo se acaba mañana, hoy todavía plantaría un árbol. Prometo que siempre me pareció absurdo. Son esas cosas que me gustaría sentir pero que no.

Hace poco, pude entenderlo. Pensaba que si supiera que mañana se acabara el mundo, es muy probable que hoy mismo saliera a correr. No puedo explicar muy bien porqué, son esas cosas que se sienten. Quizá se trata solo de vivir.

Durante el mes de Junio estuvo en mi cabeza la posibilidad de preparar la maratón del Lago Ness para finale de Septiembre.

Tanto el recorrido, como volver a ponerme delante de los 42 kilómetros y poder algún día contar que lo conseguí con todo lo que conlleva preparar una maratón y además hacerlo en las actuales circunstancias, eran motivos que impulsaban mi ilusión. Además, físicamente me encuentro muy muy bien.

A menudo, las personas tenemos contradicciones inexplicables, pero están ahí. Me tomé Junio de prueba, testearme y ver cómo respondía a los entrenos. Los resultados fueron bastante mejor de lo que pensaba, pero pese a todo, al final he decidido no apuntarme.

El cuerpo responde más que bien pero tengo la sensación de que hay algo que no. 

Para intentar explicarlo, diría que estoy "mentalmente" en el alambre. Aunque el reloj suele marcar datos muy buenos la cabeza, las sensaciones no acompañan, hay algo que no acaba de acompañar y no me veo con la cabeza preparada para afrontar algunos de los entrenos. Para este tipo de pruebas, pienso que o lo pones todo o no vas. Y en este caso, no puedo ponerlo todo.

Y es que mi respeto por la prueba reina es muy grande.

Cobarde que es uno.

Influye también supongo que ha sido un mes de Junio muy difícil. Así que de momento voy a seguir peleando cada día por disfrutar del correr por correr sin un objetivo. Fin y no medio.

Quizá en 2015.

Acabo de escribir y pienso que mucho tiene que ver esta entrada con el lema que encabeza este blog.

12 jul 2014

¿QUÉ VENDRÁ DESPUÉS?

Así sin darme ni cuenta estamos ya a mediados de Julio, cómo pasa el tiempo.

Se me hace muy raro no estar pasando calor como si no hubiera mañana a estas alturas del año pero como aquí se trata de construir, es muy bueno para seguir activo durante este ambicioso verano sin la pegajosa sensación.

He de reconocer que ando estos días taciturno y preocupado: el mundial se acaba. Quedan solo 2 partidos -a mi solo me queda la final- y yo ya atisbo cercano el abismo de la nada. Por suerte, ya estoy centrado y atento al Tour. Pese a todo, el miedo sigue aquí. 

¿Sabéis esas chicas que no se soportan a sí mismas y necesitan ir saltando de chico en chico sin descanso? Seguro que casi todos habéis sido víctimas de alguna de ella. Benditas malditas. Bueno, a mí me pasa algo parecido con el deporte. Necesito tener mi mente y me ojos ocupados en algún evento no vaya a ser que... 

Confío que haya vida después del Tour.

Reconozco que soy peor persona que todos los que se han dado cuenta que el fútbol es solo para tenernos distraídos de "la realidad". Esa gente que vive día y noche muy preocupada por la situación mundial (?) y que me imagino que ni tendrán vacaciones, ni se irán de fiesta una sola noche no vaya a ser que un negrito del África se ofenda.

O quizá si lo hagan. Pido disculpas de antemano porque no sé cuáles son las distracciones válidas y cuáles las ofensivas.

De todas formas, sois mejores que yo porque además, trabajo para los malos.

Yo seguiré emocionándome con un gol regate de Messi, un gol de Canellas, una carrera de Farath, una rampa del Tourmalet y tantas cosas más.

9 jul 2014

QUEDA TANTO POR HACER


Escribía Martí Perarnau en twitter hace unas semanas que es muy interesante ver el primer entrenamiento de un equipo después de conseguir un título ya que es la mejor forma de medir su ambición.

Es una frase interesantísima aunque yo lo ampliaría como mínimo a la primera semana. Mantener la tensión, el esfuerzo y la disciplina después de un éxito es una labor complicada. Desde hace unos años tengo marcada ahí mi mayor carencia.

Durante muchos años he sido incapaz de encadenar dos satisfacciones seguidas, nunca he mantenido ese esfuerzo durante el tiempo suficiente. Incluso muchas veces la relajación llegaba justo cuando estaba cerca de conseguir el primero, y ni uno.

Quizá porque hay que encontrar una forma de no hundirse, siempre he creído que lo importante era progresar; hacer camino que dice el poeta, saberse en movimiento y progresando aunque no sepas muy bien a dónde vas Ítaca estará esperando al final del camino.

He tenido o más bien estoy teniendo el año más difícil que recuerdo y eso es cierto que ayuda a progresar, pero la sensación de estar creciendo me deja un poso de duda. Ahora no me sirve eso; ahora me planteo si el ritmo es el adecuado, el suficiente. Si estoy donde debería estar o si voy hacia donde debería ir.

Cambiar lo suficiente. Porque hay que cambiar.

Este año de momento lo he conseguido. He evitado el fracaso y para ello me he vaciado.

He dado todo lo que tenía dentro, me lo he dejado todo para conseguir llegar al mínimo exigible. Y aun así, podría haberlo hecho mejor, mucho mejor pero a mi manera me vacié.

Una vez aquí, es momento de dar otro paso más aunque con más dudas (¡aun más!) de si habrá dentro de mi lo suficiente no ya para llegar donde quiero, si no siquiera para poder seguir en la pelea. 

Queda tanto, tanto por hacer.

3 jul 2014

SÍSIFO

Uno de mis intereses de los que no suelo hablar es la mitología griega. No voy a contar cómo llegué hasta ella pero desde que la descubrí me fascinan los mitos y las historias que cuentan. Todos enseñan, de todos se aprende.

No sé si has oído hablar de Sísifo.

Sísifo fue condenado por los dioses del Olimpo a cargar una gran piedra hasta lo alto de una montaña con la peculiaridad que cada vez que estuviera apunto de alcanzar la cima, la piedra se le caería y tendría que volver a empezar. Así eternamente.



No es la primera vez que veía la vida (o una parte de ella) como el ascenso a una gran montaña: con sus dificultades; sus tramos con pendientes imposibles; su paisaje unas veces hermoso, otras árido; la sensación de extenuidad en algunos tramos; los reconfortantes "falsos llanos" y todo lo que cualquiera que haya subido un pico ha podido experimentar.

¿Pero qué es esa piedra?

Algún autor romántico cuenta que esa piedra es el amor. Todos hemos vivido el desasosiego que supone cada vez que la piedra cae; por más veces que pase, uno no se acostumbra, más bien al contrario. Cada vez duele más. Lo que costó llegar hasta aquí (a veces fue solo el principio) y ahora toca volver a bajar.

Pero a mi no me pasa solo con el amor. Tropiezo y la piedra cae, en todo. Hay veces que ni siquiera tropiezas, simplemente se resbala.

Cuando te das cuenta que elegiste mal tu carrera y has de dejarla y buscar otra profesión. O cuando sales de un trabajo en el que pensaste que esta vez sí, que aquí era donde estaba tu sitio: habías encontrado el camino...y no lo era. O peor aun, llegaste a "la cima" y no era la que el mapa te indicaba. Tocaba dejar que la piedra cayera sola, bajar y volver a empezar sin saber ni tan siquiera por dónde había que ir.

O cuando ese "amigo para siempre" se fue. Sin irse pero se fue. Y ya nada volvió a ser lo mismo. Esta vez aprendiste que el camino (sea el que sea) tendrás que recorrerlo tu solo. Porque forma parte de la condena aunque los dioses no se lo mencionaran a Sísifo, y es que en ocasiones pesa más la soledad del camino que la piedra.

También hay épocas peores en las que nada te gustaría más que estar subiendo esa montaña y no parado sin poder moverte a sus pies.

Lo escribía al principio. Uno nunca se acostumbra a tener que volver a empezar, las heridas cada vez duelen más y pese a que la esperanza la hayamos abandonado en el pasado, de momento voy a seguir subiendo, quizá algún día Sísifo abandone la piedra en la cima.

Si pasa, yo quiero estar ahí.