26 ene 2021

TODAVÍA CRECEN AMAPOLAS

Hace años que uso este blog como un recurso terapéutico: solo aparezco por aquí cuando he agotado todos mis recursos. Hace demasiado tiempo ya que tengo el propósito de escribir con continuidad, tanto que últimamente ya casi que ni me lo creo. Es una pequeña frustración, aunque visto así, ni tan mal. No me quejo.

Sé que no soy el único que está harto de esta situación, es desoladora; últimamente solo tengo ganas de que pase ya de una vez tanto dolor, tanto miedo, tanta incertidumbre y tantas cosas más.

Estos días por mucho que intente coger distancia de todo lo que pasa (por salud mental) es inevitable transitar entre el cabreo y la frustración o de ahí a la desesperación, la rabia o la incredulidad. Me agota todo lo que veo, leo o escucho, pero sobretodo me enerva leer a los guardianes de la moral que se dedican a impartir lecciones sobre lo malos que somos todos los demás los que no nos metemos en casa y salimos solo para ir a trabajar. Y quizá tienen razón.

Ayer, en uno de esos momentos de tristeza recordé algo de lo que ya he hablado en este blog: cuando acabó la 2ª guerra mundial, en medio de toda la destrucción de un mundo gris que parecía muerto, unas flores se abrían paso con un rojo intenso y daban color a kilómetros y kilómetros de oscuridad.

Aquello se convirtió en un símbolo en algunos países que aun hoy permanece.


Nos acercamos ya al año de pandemia y delante de nosotros tenemos un paisaje triste y gris pero me he fijado y he descubierto que también crecen amapolas: han nacido niños; amigos han sido y son muy felices, parejas se han encontrado; gente ayudándose sin más; gestos que nos han alegrado días; goles de Morales; regalos que no esperas; agradecimientos sinceros; personas fantásticas cada día; gente que saca lo mejor de sí...

Me vais a perdonar pero por una temporada me alejo de todo este ruido y me quedo mirando las amapolas a ver si así dejo un pequeño hueco a la esperanza. 

Digo esto aun a riesgo de ser un hortera, que es de las peores cosas que se puede ser en esta vida.

Pero puestos a equivocarse, que sea así.