9 feb 2023

UNA BOLSA DEL SUPER Y DOS VERDADES

Suele decirse que los niños siempre cuentan la verdad. Y creo que es más que eso. Quizá lo que se quiere explicar es que de los niños sale siempre verdad sin adornos ni máscaras; sin trampantojos a los que recurrimos cuando queremos demostrar ser quien no eres.

La verdad de quién soy la cuenta un día cualquiera en el cole cuando era niño. Estaría yo en 2º de primaria; aunque quizá fuese 1º o 3º, qué más da. El caso es que estaba en el recreo cuando tuve que ir al baño. Allí, al bajar la bragueta descubrí que esa mañana al vestirme, o me había puesto los calzoncillos sin quitarme los que llevaba o me puse 2. Y ahí estaba, sin saber bien cuál de los 2 problemas que habían surgido en ese momento era más urgente.

Porque a veces está bien que lo urgente tape lo importante.

Así se entiende que mis primeros años independizado flipara casi a diario: ser autosuficiente, valiéndome por mí mismo, y acumulando meses pagando los gastos, cubriendo mis necesidades, pasándolo bien e incluso, viajando. Teniendo en cuenta que ya es muy loco que fuese capaz de salir de casa vestido y con las llaves en el bolsillo. Lo demás era milagroso.

Todavía no he podido averiguar cuál es el fallo del sistema. Pero no se entiende.

La vida huye hacia delante. Todavía no se le había dado explicación a este suceso cuando se subió la apuesta y me tocó dar un paso más y salir a seguir estafando al sistema en otro país, en un idioma que nunca he acabado de conocer del todo y, además, el doble mortal de regresar tiempo después sin grandes desperfectos y en mejores condiciones.

Ni la titularidad de Raúl Bravo en la Euro de 2004 se le acerca.

Y es que no me sorprendió cuando hace unos días me encontré con una bolsa de supermercado con más confianza en ella misma de la que yo tendré jamás.

Así que si llegado el momento, todo se viene abajo dolerá como las astillas en la piel, pero será parte del proceso. Pero ya no me quitan lo bailao