29 abr 2014

ALGUNOS DOMINGOS CON EL MONSTRUO

¿Cómo definiría qué es ser inocente? Para mí es alguien crédulo, una persona que cree o espera siempre el bien de los demás, unas veces por bondad y otras por pura simpleza. Una característica de los inocentes es que no se suelen reconocer como tal. Sin embargo podría decir de más de uno que se define como tal y está lejos de serlo.

Para encontrar antónimos he tenido que ir al diccionario: "astuto, malicioso, lujurioso, culpable" son algunos de ellos.

¿Y esto a que viene? Pues andaba yo el otro día de aeropuerto en aeropuerto, de avión en avión dándole vueltas a la palabra y quizá dentro de unos años un día revise el blog, me encuentre con esta entrada, sonría para mí recordando ese momento y a saber qué sentimiento aparecerá.


Me sirve también para mostrar mi admiración por la gente que es capaz de centrarse en su objetivo e ir hacia él con todas sus fuerzas, sin descanso ni distracciones.

Cuánto estoy añorando ser así. A mi me cuesta muchísimo no despistarme con el paisaje que lo rodea todo; de hecho creo que si hubiera un concurso de "dispersión" quedaría cuarto porque también soy un pringao y mi dispersión no da para medalla (pero ese es otro tema que no viene al caso). Hay quien puede ver aquí una exageración, pero soy capaz de defender esta afirmación con pruebas.

Para muestra un botón: dándole vueltas a una palabra durante 8 horas y por si fuera poco, aun le he dedicado un rato más aquí. Tiempo que estaría mejor invertido haciendo cosas provechosas para mi futuro y sin embargo aquí estoy escribiendo o leyendo o corriendo.

Insisto, admiración eterna, ellos (vosotros) son los que conquistaran el mundo. Yo seguiré a lo mio siempre y cuando descubra qué es lo mío.

Eso sí, algo bueno tendrá mi "estilo" para que insista en él a pesar de que no me lleva a ningún lado. Y eso de levantarse un domingo sin obligaciones, desayunar tranquilamente mientras lees las crónicas futboleras del Sábado, coger la bici e irse a dar una vuelta (y tomar una cerveza) al Lago Ness, pues oye, que tampoco está nada mal.

Aunque no sirva.

Está claro que así me va a costar más, que seguiré procurando estar cada vez más tiempo centrado que descentrado (no es muy difícil) pero bueno confío en llegar, sea donde sea que tenga que llegar antes de que sea demasiado tarde.

26 abr 2014

EL TRIATLÓN DE CADA DÍA

Últimamente tengo menos tiempo que nunca para escribir en el blog, se nota quizá no tanto en la calidad (?) tanto como en el número posts, que ha disminuido bastante, lo que no sé si se nota es el esfuerzo que tengo que hacer para encontrar huecos para escribir y publicar. Es un esfuerzo que hago encantado, claro está.

Pero digo esto porque ahora que es cuando menos tiempo le puedo dedicar a esto, es cuando estoy dándole vueltas a abrir otro. Tengo una idea en la cabeza que creo que estoy convencido sería algo interesantísimo y quizá dentro de algún tiempo me lance a ello.


He comentado aquí alguna vez cómo un cambio en una parte del sistema puede suele provocar cambios en aspectos distintos e inesperados en un primer momento. Luego "a toro pasado" todo se ve muy lógico, pero antes, ni imaginabas que pudiera pasar.

Entre algunos de mis traumas estos últimos años y que mantenía en secreto (qué fácil es sacan a pasear presumir de éxitos y qué escondida tenemos la basura, supongo que así está bien) era que casi ningún día había conseguido hacer mi triplete.

Trabajar, estudiar y entrenar. Las tres a diario.

No es fácil, aunque tampoco es tan difícil como hace unos meses pensaba. Hay personas que lo llevan haciendo bastante tiempo.

Hubo un tiempo en el que fui incapaz de hacerlo y no me puedo amparar en la excusa de lo difícil que es en España trabajar porque sería solo eso, una excusa. Y mala.

Si has seguido el suficiente tiempo este blog, sabrás que hace unos meses estuve preparando un triatlón y aprendí que no todos los días se entrenan los tres deportes pero sí, es habitual hacer dos al día y muy raro es el día en que no entrenaba ninguno. Por supuesto, el nivel lo pone uno mismo y puedes entrenar para una prueba así entrenando 3 o 4 días por semana. Si el objetivo es acabar, lo conseguirás.

Pero aquí estábamos hablando del triplete, ¿no es cierto?

Los motivos por los que he tenido que irme tan lejos para conseguir entrar en esta dinámica los desconozco (aunque puede que los sospeche) y ahora cuando más aprieto es cuando intuyo más margen de mejora, más defectos que pulir, más momentos en los que podría dar un poco más de mí.

Por suerte, hace tiempo que me di cuenta que para llegar al mismo nivel que otros tengo que trabajar (como mínimo) un poco más.

Aun así, un miedo atroz me persigue desde hace semanas. El esfuerzo acerca el objetivo pero no lo garantiza, nada que yo conozca lo hace.Sé que ganando casi todas las batallas, puedo perder la guerra.

Dios no lo quiera.

15 abr 2014

NAVEGANDO POR LA VIDA

Hoy he tenido un buen día, quizá hasta un muy buen día. ¿Un día feliz? Pese a lo que no todo el mundo está de acuerdo, no me gusta exagerar así que lo voy a dejar en un muy buen día. De hecho creo que si hubiera sido un día feliz no estaría aquí tecleando esto con Quique e Iván taladrándome los oídos.

Hoy empiezo escribiendo sin saber muy bien dónde voy a llegar, porque hay una idea rondándome por la cabeza desde hace unos días pero no acabo de saber a dónde va. Voy a ello.

Hay veces que uno está aquí tan lejos y agradece muchísimo cualquier detalle en forma de "¡ey! Estoy aquí, me acuerdo de ti". Hay infinidad de formas de hacerlo y creo recibirlas todas o la gran mayoría. Las agradezco y las valoro. No puedo quejarme, las hay.

Por desgracia también hay ausencias. Y las ausencias pesan. A veces pienso que supongo que llegará un día en que las cosas cambien y será entonces cuando uno se acordará de los que estaban pero también se acordara de los que no estaban. Lo más fácil sería decir que como no estaban, no te acuerdas. Ojalá, pero no. Es otra cosa.



Hace muy poco tiempo volví a oír una de esas sentencias con las que uno se tropieza de vez en cuando, y de las que creo que es conveniente huir: "las cosas cuando van bien, lo mejor es no tocarlas".

Si hubiese descubierto antes que esto no es verdad, creo que otro gallo hubiera cantado. Recuerdo muy bien aun un fin de semana de Mayo de hace ya unos años en los que rocé la felicidad con la punta de los dedos y quería dejarlo todo tal y como estaba; "plantemos tres tiendas", le dijeron los discípulos a Jesús. Bastante representativa la frase.

A mi un día se me dijo que debía remar mi propia canoa. Es con el tiempo una de las verdades más grandes que me han dicho. No soy yo una persona que haya navegado mucho por el agua en casi ninguna de sus modalidades. Pero si algo tengo claro del agua es que hay que moverse. SIEMPRE.

Tanto en canoa, piragua o el mayor trasatlántico conocido, el timón no puede estar quieto mucho tiempo, hay que ir moviéndolo en función no solo del destino final, sino también de las circunstancias que se van presentando. Claro que hoy en día en el mar, los GPS son una buena certeza para saber a dónde dirigirse. 

Ocurre en ocasiones que cuando te quieres dar cuenta, llevabas con el timón fijo mucho tiempo solo con 1 o 2 grados de error, los pocos virajes que has hecho no han sido los adecuados y aunque estuviste apunto de coger la ruta buena (o eso pensabas) fallaste. No sabría decir exactamente cuándo, pero ha sido mucho tiempo, así que un buen día apareces en una isla a más de 2000 kms de casa.

Yo aun voy con mis mapas y no estoy seguro si el rumbo es el correcto, quizá cuando amaine un poco la tormenta lo vea más claro.

10 abr 2014

LA CIUDAD EN LA QUE FUISTE UN EXTRAÑO

Esta semana se han cumplido 10 años de una de las noches más increíbles, intensas y bonitas de mi vida. Recuerdo cada momento de aquella tarde como si fuera ayer incluidas las broncas de mi familia por los "gritos constantes". Maravillosa señal cuando de un partido de fútbol de tu equipo se trata.

Quizá mi deportivismo en Valencia me ha preparado para muchas más cosas de las que creía en esta vida.

Supongo que cuando empieza a hacer demasiado tiempo de todo es una mala señal. A mí por suerte no me ocurre ¿todavía? También esta semana se han cumplido 6 meses desde que cambié de país. Y más, muchas más fechas que podría mencionar. Señal de que estamos viviendo. Algo es; no sé si suficiente.


Supongo que no soy el único al que le ocurre; a veces vas andando por tu ciudad y pasas por una calle, por una esquina, por un jodido bar y tu memoria te trae a una persona. Y no tiene porqué ser un lugar donde pasara algo especial, que a veces lo es, sino simplemente pasa, viene y sin que nada haya pasado, algo cambia.

A veces no es un lugar, suele suceder con la música. Antes pasaba cuando ponías la radio y de repente sonaba ESA canción, ahora con Spotify. Cambia el medio, pero en este caso, no cambia nada. A veces es algo mucho más banal, por ejemplo, te duermes una noche con los calcetines puestos y recuerdas aquella estúpida conversación.

Y sí, ese alguien es ella. O ellas.


Todo esto (y mucho más) me ocurre a mi con las carreras. Mi memoria está llena de calles asociadas a sensaciones. Este verano viendo la Vuelta a España me emocionaba mientras veía al pelotón disputar los kms finales de la etapa de Tarragona por las mismas calles por las que corrí yo el maratón. O en Burgos, donde hice una de mis mejores medias. Podía recordar que sentía viéndolo por la tele.

Aquí me ocurre, salgo a correr y a veces hago unos kilómetros por las mismas calles por las que hace ¡un mes ya! pasaba durante aquella increíble media maratón. En ocasiones no puedo evitar que se me escape una sonrisa mientras mi cabeza va volviendo a aquél día y recuerdo exactamente cómo me sentía en ese preciso momento. De ahí, luego es fácil ir aumentando el recuerdo a gran parte de aquellos 86 minutos.

Supongo que el problema doctor, es más grave de lo que parece.

Este texto empezó con un pensamiento: quizá cuando una ciudad empieza a tener su propio recuerdo, es cuando uno empieza a dejar de ser nuevo en la ciudad.

4 abr 2014

LO IMPOSIBLE

Hace unos meses cayó en mis manos un interesante libro de esos que devoras en solo unos días. Hablaba sobre escribir y pude sacar bastantes cosas de él. Que consiga reflejarlas o no, ya es otra historia. Aún así, este tipo de libros son siempre interesantes.

De entre los muchos detalles que pude sacar del libro, esta semana y por motivos que no vienen al caso, he recordado una frase "mientras perseguimos lo inalcanzable, hacemos imposible lo factible". Y la saco aquí, porque viene más o menos a tirar por tierra todo un post escrito por mi hace unos días.

Genial.

Reconozco que la primera vez que leí la frase, la interpreté como mejor me venía, es decir, entendí exactamente lo contrario de lo que viene a decir y un par de días después mientras intentaba recordarla literalmente, la busqué y me di cuenta que no, que no hablaba de luchar por lo inalcanzable, sino de centrarse en realizar aquello que es posible y olvidarse de las idealizaciones.

Tiene sentido.

Agradezco al señor Robert Ardrey su aportación al sentido común y su intento por conseguir que hagamos las cosas con más sentido, que seamos más felices y logremos nuestros objetivos. Mi problema es que nadie me explicó (o yo no consigo entender) que es inalcanzable y que no; no he conseguido yo imposibles enormes y la de cosas sencillas que aún no he conseguido.

Y claro, supongo que así me va.

Así que mientras descubro qué es inalcanzable, que es imposible y qué está al alcance de la mano, seguiré yendo a por todo, aunque me quede sin nada.

Así de paso lo descubro, que ya va siendo hora.

En todo caso siempre es mejor hacer caso a Robert Ardrey, él fue un importante científico y escritor y yo tengo un blog de poca monta y del resto... vamos a dejarlo pasar.