8 feb 2022

ÉXITOS, FRACASOS Y UNA DUCHA ROTA

A veces de las mayores desgracias diarias salen los mejores días. La semana pasada se rompió la ducha de mi casa. No se me ocurre ninguna desgracia mayor en el hogar. Al fin y al cabo, si se rompe la lavadora, la nevera o algo así, basta con una llamada y que se ocupe otro. Pero para la ducha no, de la ducha tengo que hacerlo yo. 

Y ocuparme de algo así es potencialmente devastador.

El sábado por la mañana me levanté decidido a arreglarlo; contra todo pronóstico lo conseguí a la primera (hoy sigue en perfecto estado) así que tras solucionar ese terrible problema, de la ducha salía agua y confianza. Aproveché la inercia y, para ser un sábado cualquiera de los que se olvidan con el tiempo,, no sé si fui feliz, pero si no lo fui, se le debe parecer bastante.

Para rematarlo todo, por la noche tenía concierto y por si fuera poco, mientras me preparaba para ir tuve una inspiración: un texto perfecto, maravilloso, redondo. De los que uno siente que va a ser íntimo sin ser obsceno, perfecto para exhibir y recibir aplausos y reconocimientos.

Apunté la idea y a poner el broche al día con la noche.


He pasado un par de días sentado delante del ordenador, escribiendo y borrando: hasta tres borradores he empezado. Nada. Lo que ayer era el final perfecto, hoy no hay manera de darle forma.

Convertir la felicidad en un fracaso más y que no deje de ser felicidad.

Quizá de eso trate casi todo.

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