13 ene 2014

SOBRE EL MIEDO

"Dibujar es una actividad más feliz que escribir canciones o poesía, que nacen más del desamor y la desesperación. No se me ocurre ponerme a escribir cuando estoy feliz paseando con mi novia pero sí cuando me ha dejado, me han dicho que tengo cáncer de pulmón o he perdido la fortuna de 'los Sabina' en el póquer".

La frase con la que abro este post y este año en el blog es cómo no de Joaquín Sabina. No creo que haya nadie mejor para inaugurar el año. Después de mentar a uno de los 3 ó 4 mejores poetas españoles del pasado siglo, quizá lo mejor sería bajar la persiana e irse a casa. Nada de lo que yo escriba aquí lo va a superar. Pese a ello, seguimos.

Además me sirve para explicar (aunque no haga falta) el porqué del silencio estas últimas semanas. Si además tuviera la más mínima noción de dibujo, de mis manos habrían salido algunas de las más hermosas pinturas jamás realizadas. Y es que he sido tan feliz...

Pero todo en esta vida tiene un principio y un final. Lo que me ha costado ponerme a escribir aquí, una vez clique sobre publicar, todo habrá vuelto por fin a la normalidad y la Navidad 13-14 quedará definitivamente atrás.

Así que no queda más remedio que mirar hacia delante porque aunque duela, la vida no es solo esas pequeñas cosas hay mucho más. 

¿Qué hay ahí delante? Muchas cosas: decisiones, riesgos, trabajos, luchas pero sobretodo miedo. Mucho miedo.

No me gusta que me digan: "no tengas miedo". Yo tengo miedo. Soy un cagao. No es algo de lo que esté orgulloso, pero es lo que hay. Tengo miedo al fracaso, a que las cosas salgan mal y me tenga que volver con un fracaso (otro más) sobre mis hombros. Sin siquiera el consuelo de "haber hecho todo lo posible", ¿alguna vez lo hiciste? Yo no.

Pero también a veces ocurre que aparece el miedo al éxito: "tengan cuidado con lo que sueñan, en ocasiones los sueños se hacen realidad"

Es una frase que queda muy bien, así como muy poética y con la que en ocasiones nos hemos permitido jugar... pero llega un día en que de repente se hace presente y te golpea con toda su realidad. ¡Ay! Entonces pierde parte de su encanto, te deja una cicatriz de esas que aunque a veces duelan con el tiempo será una buena historia que contar.

Sin saber qué es mejor, si ganar o perder, prefiero ganar. A uno le gusta ganar aunque solo sea porque de vez en cuando apetece cambiar. Y también cómo no, porque la batalla es mucho más entretenida así.

No lo olvidéis: el miedo está sobrevalorado. Yo me he acostumbrado a él y al final no se acaba llevando mal. Cuestión de acostumbrarse.

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