28 ene 2014

TRES REFERENTES, UN CAMINO


Justo en el momento anterior a ponerme a escribir, mi cabeza se ha ido al 8 de Enero, el último día que pasé en España. Me venía a la cabeza que esa tarde fui a recoger a Juan del cole a las 5 y quizá fuese la última cosa bien que hice. A partir de las 6 de la tarde, creo que todas las decisiones que tomé fueron un error detrás de otro. 

Cosas del directo, nos decía un entrenador.

Que no me preocupa demasiado lo de equivocarme, es una rutina. El problema viene con las consecuencias, ni idea de cuáles serán. Pero las habrá seguro.

Estos están siendo sin duda los días más intensos desde que estoy aquí. Es un no parar constante durante todo el día buscando dar un paso o quien sabe si un salto hacia delante en este camino que emprendí hace ya algunos meses. Que también puede ser una caída pero como decía en la entrada anterior "hemos venido aquí a jugar".

Aunque de esto ya hablaré más adelante.

Hoy vengo aquí a hacer unas cuantas confesiones muy personales que ( porqué no decirlo) tenía pensado contar cuando no hubiera nada mejor que explicar. 

Todos sabéis que hace ya casi años y medio hice el viaje de mi vida en India y uno que tiene sus cosas, le dio por leer algo de historia del lugar al que iba y acabé encontrándome irremediablemente con la figura del Mahatma Ghandi. Como todos, tenía una ligera idea de sus ideas, de su forma de vida y sus principios. Pero tras conocerlo bien, ha pasado a ser un referente vital absoluto. Está siempre presente y en algunas ocasiones, cuando se plantea un dilema la respuesta aparece respondiendo a la pregunta: ¿qué haría Ghandi aquí? Confieso que me da mucha vergüenza esta confesión y que además, no siempre es fácil responder a esa pregunta.

La segunda confesión tiene que ver con la foto del post. Concretamente con la cartulina que se ve a la izquierda. Es esto. Fue parte del regalo que recibí cuando cumplí los 18 años. Desde entonces he vivido en 6 habitaciones distintas y es lo único que ha estado colgado en todas ellas para seguir recordando cada día que pase lo que pase, no hay que dejar de caminar. O correr.

Aunque no siempre se consiga.

A la tercera y última tardé también en llegar, pero desde que la encontré, la repaso de vez en cuando para recordarme que algún día aunque sea muy lejano, sería una buena idea reconocerse y que te reconozcan en esta maravilla.

Tres referentes aún muy muy lejanos hacia los que dirigirse.

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