Hace muchos años, alguien me dijo que los diplomas, los premios, las medallas y los reconocimientos hay que aceptarlos todos y guardarlos en un cajón. La vida es larga y esos momentos hay que aprender disfrutarlos, por pequeños que parezcan.
Porque también llegan las épocas malas, difíciles. Quizá empieces a dudar de ti, a creer que no vales y que no lo vas a lograr. Cuando todo parece demasiado.
Entonces, abres ese cajón, los miras y recuerdas que un día pudiste. Y comprendes que esta vez, por muy negra que sea la tormenta, el sol volverá a brillar.
¿Y por qué no volverlo a conseguir? Te debes intentarlo.

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