KM 33:
Ya van pesando los días; nos
acercamos al temido “muro” que de
hecho ayer empezó a notarse.
Cualquiera que haya corrido una maratón sabe que cuando
llegas alrededor del km 32 las cosas se ponen “serias”, llegan los momentos más
críticos y hay que ser muy inteligente para saber medir muy bien los esfuerzos.
Son los metros clave, es ahora cuando vas a saber si “te has pasado” al
principio y te faltan fuerzas (aunque esta vez sabemos que no es el caso). Eso
sí, a la vez son los momentos más bonitos y que mejores recuerdos deja el paso
del tiempo.
Así, es importante apretar los dientes de vez en cuando para
evitar que una pequeña pájara borre el buen recuerdo de lo hecho hasta ahora.
Aunque la meta parezca lejana –aún no se ve- la felicidad está muy cercana.
Ajmer no nos
ha gustado nada y como digo, pesa el cansancio así que decidimos no poner el
despertador porque tampoco hay mucho más que hacer aquí. En la guía hablaba de
Ajmer como una “ciudad de paso” y no nos ha sido muy complicado comprender el
motivo.
Cómo no, antes de las 9 ya estoy
despierto pero hasta casi las 10 no nos movemos y en esta ciudad solo nos queda
desayunar, salir del hotel y a las 12 ya estamos en el tren –casi una hora
antes de la salida-.
Son menos de 3 horas de viaje además
muy cómodos ya que vamos solos en el compartimento (de 8 personas) y casi solos
en el vagón. Eva y Blanca se duermen, mientras yo disfruto del paisaje.
Llegamos a Jaipur capital de la
provincia del Rajastán que nos recibe
lloviendo. Es una ciudad grande, no nos cuesta encontrar un tuc tuc y vamos a
buscar hotel.
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