8 jun 2013

UN AÑO, MIL BATALLAS

Si no te importa que la brújula marque un grado más o menos, posiblemente al cabo de un tiempo acabarás muy lejos de tu destino. (Martí Perarnau)

El imprescindible Martí Perarnau ha defendido a lo largo de toda la temporada que el Barça ha cambiado pequeños detalles que quizá le estén llevando a dejar de ser lo que todo el mundo le conoce: un día no presionas tan arriba, otro día el portero saca en largo, otro eres más vertical...y al cabo de unos meses, has dejado de ser tu. Esto en sí mismo no es ni bueno ni malo, simplemente es distinto y quizá tengas que pararte a reflexionar si quieres ser lo que eras o hacia donde estás yendo.

Decía Guardiola meses después de ganar la Copa de Europa que ese trofeo era fruto de muchísimos detalles, fruto del trabajo diario en los entrenamientos y de "hacer cositas", que el día que dejasen de "hacer esas cositas" el tiro de Iniesta en Stanford Bidge en lugar de ir a la escuadra, va al palo y fuera.

Se habla a menudo en el deporte de "morir de éxito" y muy poco de lo contrario; de la "muerte por fracaso". Quizá porque es algo que se asume como mucho más natural. El fracaso mata.

Pero claro, ellos son el Barça (o el Madrid) y se pueden permitir hacer muchas cosas mal y con eso "triunfar". Otros no tenemos esa suerte y por algo soy del Levante o del Depor cuando estás ahí abajo, un año malo tiene unas consecuencias terribles. Hace muy poco que lo he sufrido.

Y los años difíciles (por llamarlos de alguna forma) son como las meigas: "eu non creo nas meigas, mas habelas, hainas"; en épocas así, por mucho que intentes evitarlo, vas poco a poco dejando de lado algunos pequeños detalles, en ocasiones casi sin querer, otras porque por muy buena voluntad que le pongas no siempre se consigue ser quien se quiere ser.

Hay rachas en las que no se consigue casi nunca.

Dentro de este árido año en el que las cosas están entre bastante y muy difíciles hay una cosa que me ha mantenido muy cerca sino de conseguirlo, si por lo menos de no perder completamente la batalla, ha sido el entrenamiento diario.

La constancia, el orden, la perseverancia en los malos momentos cuando queda tanto por delante para intentar que las cosas vayan mejor o incluso para que todo acabe por estropearse son actitudes que valorar en estos meses. 

Sea como fuere mañana volverá a salir el sol, que decía el gran Manolo Preciado; así que hay que seguir luchando, porque por lo menos queda el consuelo de saber que aún no me he perdido del todo y que la esperanza de encontrarse, aunque parece lejana sigue estando presente. Porque aunque la brújula marque algunos grados de menos, muchos de los entrenos sirven para reajustar el rumbo.

Quien me sigue desde hace tiempo, sabe que me gusta esto. Valorar el trayecto sin la influencia del resultado. Así que es el momento adecuado, a poco más de una semana de enfrentarme al último reto de esta temporada, echar un momento la vista atrás y valorar en su justa medida el buen año de atletismo que he realizado. Es para estar satisfecho.

Hay que seguir. Pese a todo, con todo.

Saludos!

No hay comentarios: