Me vais a permitir que por una cuestión de integridad la gran mayoría de las anécdotas volcadas aquí sean "en diferido". Con tiempo de por medio. Es necesario así.
Esta de hoy, es de mi segunda semana.
Cuántas historias de emigrantes empiezan aterrizando en un país con 30, 40 ó 50 dolares en el bolsillo. Yo viajé con un billete de 10 libras que encontró mi hermana unos días antes de venirme. El resto estaba ¿a buen recaudo? en mi cuenta a espera de ser transferido por internet en cuanto consiguiera superar una de las primeras pruebas que tenía aquí: abrirme una cuenta bancaria escocesa.
De cómo me la abrí, poco voy a contar. Tras algún intento fallido, en una sucursal me topé con la empleada de banca más amable y simpática de toda Escocia, ¡qué digo Escocia! de todo el Reino Unido (este elogio no es gratuito, volví a coincidir con ella y es así). Pero volviendo al tema, ya con mi nueva cuenta me dispuse a transferirme el dinero.
Aquí he de hacer un inciso: Tengo el ordenador en inglés, ahí si que no iba a hacer ninguna excepción: inmersión total desde el principio. Así que como soy "precavido", primero una pequeña parte para comprobar que lo todo iba correcto y luego el resto.
El día que tenía que llegar la transferencia aproveché para ir a Inverness a buscar academia y hacer la primera compra abundante. La transferencia "llegaba" a las 14:00 horas. Tras acabar mis gestiones en la ciudad fui al McDonalds (en esta decisión influye el bendito "free wifi") pedí un menú cualquiera y a dejar pasar el tiempo. Entre las 2 y las 2.30 debí acudir al cajero unas 7 u 8 veces.
Pasaron las 3, nada. Yo no daba crédito (y sospecho que Bank of Scotland tampoco lo haría, aunque esa empleada quién sabe). Volví al McDonalds, entré en mi correo y comprobé la fecha, en uno de esos actos absurdos que llevas a cabo en la vida de forma desesperada intentando que por arte de magia haya un cambio, aunque fuese solo un número. Pero no, claro.
Ya sabes cuál era mi saldo en ese momento.
Así que en el siguiente autobús de vuelta a Cromarty entramos mi incredulidad y yo sin saber cuándo podría salir del lugar al que me dirigía teniendo en cuenta que el billete sencillo son 4,60.
Me preocupaba más eso que saber qué había pasado con mi dinero. En momentos así, por algún motivo no consigo que me preocupe lo más importante. Quizá esto sea uno de los motivos por los que he acabado aquí.
¿La conclusión? Hoy casi no hay lugar para la épica. En caso de necesidad de verdad no hubiesen pasado más de 24 horas sin dinero.
Y eso supongo, está bien.
Respecto al dinero, que supongo que si has llegado aquí tendrás curiosidad, al llegar a mi ordenador, comprobé que aun tenía que completar el último paso, cosas del idioma. Al día siguiente llegó. Fácil.
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