7 oct 2025

EL LENGUAJE DEL FRACASO

Es muy habitual (y, como las cosas más divertidas de la vida, casi siempre lo son después de haber dolido) que, cuando estás en la grada viendo un partido y a un jugador de tu equipo le llega un balón en la frontal con algo de espacio, la gente grite: "¡¡Chuta, chuta!!". Hay veces que el futbolista se anima, le pega (mal) y se oye un generalizado "noooo". Incluso alguno de los que medio segundo antes pedía el disparo, se le escapa un "¿¿¿pero qué haces???"

No estoy diciendo que yo sea esa persona. Pero tampoco que no lo sea. Dejémoslo ahí.

Lo que sí me queda claro es que en el fútbol (y en la vida) siempre te vas a encontrar a quien tiene todas las respuestas y, sin problema ni rubor, va cambiándolas en función de las circunstancias. Nunca se equivoca. Capacidad de adaptación, lo llamará en una entrevista de trabajo.

A esas personas: un abrazo y gracias.

Cuando era pequeño quería ser mayor, como tantos que ahora lamentamos el error y bien a gusto volveríamos atrás. Pero yo no quería ser mayor, yo lo que quería era llegar a la edad en la que empezaría a entender algo. Allí donde se encuentran las respuestas. Sin embargo, lo único que he conseguido de momento es ir acumulando preguntas. 

Tanto es así que estoy en un momento en que las respuestas han dejado de interesarme, me aburren. Ya solo me interesan las preguntas. Encontrar las adecuadas, las que impulsan, desechar y corregir las incorrectas y seguir. Es la única manera que conozco de avanzar; transitar caminos que me lleven a otros caminos donde habrá más preguntas y, si alguna vez llego a una respuesta, la vida se las arregla para cambiar la pregunta y, ¿vuelta a empezar?

Pero yo creo que aunque parezca que sí, no vuelves a empezar. 

Porque aunque pases otra vez por la línea de salida, las piernas y el corazón ya llevan kilómetros que pesan como una mochila pero también te han dado fuerza y tienes más experiencia, más capacidad, para la siguiente vuelta, ya sea la segunda o la quinta.

A veces recuerdo goles como el de Goikoetxea a Alemania en USA 94, un centro al área que le sale tan mal que acaba en gol. Por eso me gusta la pregunta que suele hacer Javier Aznar en su podcast, ¿Qué fracaso acabó convirtiéndose en algo bueno? Supongo que todos tenemos, como mínimo, uno así. Yo tengo claro cuál es el mío, cuándo fue ese punto de inflexión en el que mi vida se cayó y, gracias a Dios, se abrieron caminos oscuros y tormentosos que poco a poco se fueron convirtiendo en bonitos paisajes.

Hace poco recorrí aquellos caminos y descubrí que no eran como recordaba, quizá no eran paisajes idílicos, pero la tormenta estaba en la mirada y no en el paisaje. 

Y es que el fracaso enseña, aunque con su propio lenguaje que a mí me llevó unos cuantos años entender. En el que, por torpeza, sigo profundizando.

Así que no tengo más remedio que aceptar que la clave no está tanto en las respuestas como en las preguntas, que ya hasta he perdido el miedo a equivocarme. Entendí que las preguntas erróneas son los cimientos sobre los que he construido otras mejores. Incluso alguna buena.

Mi compañera de vida más fiel es y será la incertidumbre. O al menos, eso creo.

3 comentarios:

Cantabria dijo...

De esta publicación me quedo con dos frases y una buena reflexión.

joseph natural runner dijo...

no pasa nada por reconocer que me he equivocado, peor es tener que reconocer que ni lo he intentado, conocí a una persona a la que llamábamos "profeta del pasado", ya sabía si sería acertado o no, pero a toro pasado 🥴

Anónimo dijo...

¿Cuál es el momento en el que una situación tormentosa comienza a convertirse en una oportunidad de cambio?