Ayer participé en mi primera travesía a nado, fue en la playa de Almenara y la verdad que no tenía intención de contarlo en el blog por varios motivos, los 2 más importantes es que mi ordenador ha muerto y se hace más difícil encontrar tiempo y medios, y el segundo que me lo tomé como un importante entrenamiento para el triatlón; y por muy importante que fuese, no dejaba de ser eso, un entreno sin más.
Pero el resultado, o mejor dicho, la clasificación, lo cambia todo.
Quedé último.
La verdad que la marca está dentro de las previsiones y más teniendo en cuenta que era la primera vez que nadaba en aguas abiertas y que en lugar de los 1500 metros, seguramente nadaría como mínimo 100 o 200 metros más.
No voy a presumir de haber quedado último en una carrera, sería ridículo (a decir verdad, detrás de mi entraron 2 chicas, pero no dejo de ser último masculino y de mi categoría) pero tampoco quiero esconderme. Quizá se podría sacar alguna conclusión positiva de haber terminado último pero en realidad no me da la gana. Quedar último es una mierda y no tiene nada de positivo, nada, cero.
Acabé relativamente contento (lo que es un oxímoron en sí mismo) las sensaciones en el agua fueron bastante buenas y acabé bastante "suelto de piernas" que era el objetivo que buscaba.
Anecdótico fue también la picadura de una medusa a unos 300 metros de la meta.
Eso sí, el gorro con el que participé ya está colgado en mi habitación. Un resultado así ni quiero ni puedo olvidarlo, estará presente durante mucho tiempo como un estímulo para entrenar mucho, muchísimo más y que de verdad no vuelva a ocurrir algo así. Ya son demasiadas veces.
Mientras escribo, he caído en que he tenido uno de esos fines de semana (quizá una semana) de esos que algún día, dentro de muchos años daré la brasa a todo aquél que no tenga nada mejor que hacer que escucharme.
Saludos!
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