10 nov 2013

EMOCIONES

Cuando uno está muy lejos y muy solo, tiende a evitar las emociones extremas. Bueno, no sé si eso es así en general. A mí me pasa. Evito subir demasiado alto, son muy bonitas las cumbres, lo sé, pero qué oscuros y duros son algunos valles. No pasa nada, es algo temporal.

Pero hay algunas emociones que llegan por sorpresa. Me pasó ayer viendo a Federer.

No, hoy no voy a hablar de Escocia. La ocasión lo merece.

Federer no ha tenido un buen año y quizá no lo vuelva a tener ya: no ha ganado ningún grande y viendo sus partidos, me fijo en su cara, sus gestos y Roger sufre. No es el Federer de hace unos años que parecía que flotaba sobre la pista, los años pesan y además ahora suele jugar contra gente con 10 años menos que son "toros".

Y cuando has sido el más grande ¿por qué seguir? Supongo que no hay una respuesta. Por lo menos no una lógica. Sospecho que es como aquel himalayista de principios del siglo XX que cuando le preguntaron porqué pretendía subir el Everest, respondió: "porque está ahí". Para Roger el tenis sigue ahí.

Sea lo que sea, el partido contra Del Potro fue una lección de lo que es un deportista: empezar los 3 sets perdiendo, remontar en los 3 en el último torneo de este año y de la forma que lo hizo... podría calificarlo de muchas maneras, pero simplemente diré una: me emocionó. Es un ejemplo.

Tengo la tentación de extrapolar todo lo que vi -siempre la tengo- más allá del deporte. Pero no lo voy a hacer por no estropearlo y como homenaje al más grande.

Hoy ha perdido contra Nadal, seguramente ya no volverá a estar entre los 3 mejores del momento. Da igual, yo valoro la valentía de seguir ahí: sufriendo, disfrutando y emocionándonos. Nos queda el privilegio de poder disfrutar de lo que quede de su irrepetible raqueta.

Gracias Roger.

Saludos!

No hay comentarios: