28 mar 2012

INTENSIDAD CONTRA MEDIOCRIDAD

Cada vez que me siento a escribir en el blog, me invaden las mismas dudas que comentaba en posts anteriores, ver el número de personas que entran a leer esto -maravillas del internet, que hasta eso puedo controlar- me alegra e inquieta. Escribo por puro placer sin ningún tipo de pretensión, pero que te lea cada vez más gente se agradece. Uno supone que lo que escribe gusta (quizá sea mucho suponer) y eso hace ganar en tranquilidad, aunque bueno; esto queda aquí y seguramente antes o después alguien (incluso yo mismo) podrá usarlo en mi contra, en cualquier momento.

Muchos cambios, muy rápidos. Es quizá una de las características que mejor definan nuestros días; a menudo me pregunto si fue así siempre o es exclusivo de nuestra época: suele ocurrir que no has acabado de asimilar una situación nueva y llega otra distinta. Así, que hay que saber manejarse en este contexto y no es nada fácil; por lo menos para mí no lo es. Así que cuando uno está a punto de caer en la auto complacencia lee que el Europeo del Siglo XXI es el espécimen más privilegiado de la historia de la humanidad y se le pasan las tonterías. Fácil y rápido (una vez más).

A falta de momentos para parar y reflexionar, uno se va a correr (¿cosa de cobardes?) y entonces es cuando empieza a centrarse un poco. Es en este contexto cuando uno evalúa, tomo decisiones (que luego llevaré a cabo o no, ese es ya otro cantar) y doy sentido a algunas de las cosas que hago.

Últimamente recibo unos cuantos elogios de más, y por aquello de no debilitarse ha habido que poner en orden unas cuantas cosas en mi cabeza.

Eso he hecho. Agradezco sinceramente estos halagos (dos o tres no más, pero uno no está acostumbrado a ellos) tras pensarlo, se confirman mis sospechabas: tienen un nexo común y además son inmerecidos, claro. Me explico.

Con los correspondientes matices, creo que la valoración viene sobretodo por la "intensidad". Sí, últimamente soy muy intenso en todo lo que hago, pero es porque no me queda más remedio. Siendo como soy, es lo que me queda: intensidad máxima o nada. En el deporte, en la vida.

Uno nunca se ha caracterizado por sus virtudes: nunca fui ni muy alto, ni muy inteligente, ni muy rápido, ni muy fuerte, ni tampoco aunque no lo creas muy resistente. Cuando te das cuenta de esto, no queda más remedio que ser muy intenso en todo lo que haces, suplir esas carencias con mucho esfuerzo y mucho más trabajo y obligarte a no desfallecer.

No es tan meritorio como pueda parecer, ya que por caprichos del destino, si bien es cierto que cuesta ponerse, superado ese primer paso, es el propio camino el que te va dando esas pequeñas satisfacciones que te empujan hacia delante, que te recuerdan que es "la mejor manera que conoces de vivir". Ese elogio que me regalas aunque sea sin darte cuenta, ayuda a ello.

No nos engañemos, mientras haya una posibilidad, intentaremos huir de la mediocridad en busca de algo mejor.

Todo lo que he conseguido (que de momento es muy poco) ha sido fruto de mucho, muchísimo esfuerzo pero sin todos los que me rodeáis no habría sido posible, lo puedo asegurar. Así es. Decía el gran Ramón Trecet que "nada realmente grande se ha hecho solo" (o algo parecido).

Quizá he elegido la única opción que tenía. Por eso insisto en que no tiene ningún mérito. Porque aunque pueda ser verdad que hay otras opciones, a mí no me sirven: No puedo usar la "táctica avestruz" porque meter la cabeza bajo tierra supone: por un lado, perderse muchas cosas y por otro dejar que las situaciones crezcan, y ya de por sí me vienen grandes, no me puedo permitir darles vía libre.

Así que no queda más remedio que salir ahí fuera y afrontar las cosas como vengan, al fin y al cabo alguna solución acaba apareciendo y yo prefiero haber participado en ellas por acción y no por omisión. Aunque no apetezca, porque la verdad que no apetece; aunque lo que haya ahí fuera apeste, aunque este mundo sea ese terrible lugar en el que todo parece estar del revés ese lugar en el que "Andy y Lucas" tienen ya 8 discos en el mercado. Bueno, no olvides que en ocasiones ocurren también cosas maravillosas.

Y así seguimos, pateando los caminos que nos llevarán algún día a algún lugar.

Saludos!

No hay comentarios: