10 mar 2014

CRÓNICA: INVERNESS HALF MARATHON

La ilusión antes de la batalla

Me siento a escribir una de las crónicas más difíciles, sino la que más, de las que he escrito en los casi 7 años de blog. Es muy difícil sobretodo por dos cosas. La primera es que trasmitir todo lo que viví ayer es algo que está lejos de mi capacidad.  La segunda, es como dice Calamaro "se aferra el corazón a lo vivido"  pero en cuanto le ponga el punto y final, esta historia habrá quedado atrás, será solo un grato recuerdo que habrá que dejar atrás. Por suerte, el presente trae promesas fabulosas para el futuro.


Y es que fue una mañana tan especial.

Para empezar, la hora de la carrera era extraña pero comodísima: las 12:30. Evita los incómodos madrugones para desayunar bien y da tiempo a tener una mañana tranquila y descansar bien pese a que tus compañeros de piso lleguen completamente borrachos a la 1a.m.

Llegué con tiempo a recoger el dorsal y me dio tiempo a calentar tranquilamente. Las sensaciones desde el primer momento eran fantásticas. El día no fue especialmente frío y aunque el viento soplaba bastante fuerte, no tenía nada que ver con respecto al día anterior.

Colocados ya en la línea de salida, pensaba en la famosa puntualidad británica. Un minuto antes de la hora prevista estaba todo preparado, solo había que esperar a que el reloj avanzase y de repente, lo creáis o no, se hizo el silencio.

Fue un momento especial: entre los más de 1800 corredores y el público que estaba congregado en la zona de salida espontáneamente se hizo un silencio que se rompía con la cuenta atrás para el pistoletazo. Y allí que fuimos.

Lo primero que tengo que decir es aunque parezca una tontería viendo el resultado final es que corrí mal o para ser más exactos: no corrí como se debe correr, de menos a más. Lo normal es que a mitad de carrera hubiese pegado un petardazo histórico. Pero a veces hay que arriesgar, cuanto más estés dispuesto a perder, más puedes ganar. Y poco tenía yo que perder esta vez. En ocasiones entre las locuras más irracionales salen las historias más maravillosas.

Salí en la parte delantera del pelotón. Y cuando digo delantera, es muy delante. Solo 3 segundos de diferencia entre que se dio la salida y pasé yo por el arco. Los que habéis estado en carreras, podéis medir lo delante que estaba. Esto hizo que de repente cuando el gps marcó el primer kilómetro el reloj estaba en 3:42. Barbaridad.

Levanté un poco el pie, pero tampoco mucho, pese a la velocidad y que sabía que ese ritmo lo pagaría caro más pronto que tarde, me notaba cómodo. Al poco, llegó la primera curva y pude contar que por delante había algo más de 40 corredores. La ambición hizo el resto.

Tras esta primera curva poco después del primer kilómetro, íbamos con el viento en contra durante una larguísima recta hasta pasado el km6. Me notaba cómodo corriendo pese a que no daba crédito a lo que veía en el reloj (km3 11:29) mi cabeza me decía que aflojara; el corazón, decía que no, que mientras hubiese fuerzas era bonito soñar. Mientras me decidía, las piernas seguían a lo suyo.

Casi al final de esa eterna recta vino la primera "crisis". Pasé de ir a 3:55 a hacer un parcial de 8:25 entre el km 6 y el 8. Ayudado también porque era un terreno que "picaba hacia arriba" bastante. En el momento en que peor lo estaba pasando, me enganché a un corredor que me pasó y a su ritmo hice la subida. Al poco empecé a encontrarme mejor y llegábamos de nuevo a una zona llana que aproveché para recuperar fuerzas y subir un poco el ritmo.

Llego al km10 (40:03). Desde cualquier punto de vista era una auténtica locura. Este tiempo es mi tercer mejor marca en 10km, no tenía ningún sentido lo que estaba haciendo. Poco a poco, mi cabeza iba callando.

Estos kilómetros pasaban cerca de "casa", notaba que corría por caminos conocidos algo que psicológicamente siempre es una ayuda. Seguía marcando los pasos a 4 pelaos (48:03 km 12).

Poco antes del km 13 segunda "crisis". Tras otro giro, una calle bastante abierta con el viento en contra, luego empezamos a subir y las piernas parecen haberse rendido definitivamente, el parcial se va en este km a 4:30. Pero como nada es infinito, hasta las cuestas más altas llegan a su fin; en el descenso recupero oxígeno y tiempo.

Llego al avituallamiento en el km 15 (1:00:57). En este momento la cabeza ya ha dejado de quejarse y se vuelve a mi favor. Hago cálculos y me sale un tiempo increíble. Tanto que los tengo que repetir varias veces porque me parece que no puede ser.

Además ahora vamos con viento a favor y hay que aprovechar. Es el mismo camino que los primeros 5 kms pero en dirección contraria, por lo que el terreno es también favorable. Se nota y los kilómetros caen otra vez entre 4:05-4:10. Las fuerzas están más que justas, pero merece la pena.

Pasado el km 18 (1:13:12) otra vez toca ir contra el viento hasta casi la meta y es aquí cuando llega la última y defnitiva "crisis". Ya no puedo ni con el alma, y aunque lo intento, el viento es más fuerte que yo. El km 20 el parcial es de 4:25. Se nota la cercanía de la meta porque hay mucha gente animando pero ya voy bloqueadísimo.

Eso sí, me encantan las carreras que acaban en una pista de atletismo. La entrada a la pista, las vallas, la gente chillando, es algo que me encanta. La sensación de entrar en la pista hace que me encuentre mejor pero ya me olvido del reloj. Estos últimos metros son para disfrutar, me lo he ganado.

La prueba
Hacía tanto tiempo que no cruzaba una línea de meta con esa sensación de haberlo conseguido. Fue fantástico.

1:26:04. Me costó un buen rato creérmelo. Hacer MMP después de tanto tiempo sin competir, sin haberlo preparado como me hubiese gustado es algo que no estaba ni en mis mejores previsiones.

Decía en la previa que quería disfrutar en cada zancada. La verdad que no fue así, sufrí en muchas de ellas y sufrí mucho. Pero aseguro que no lo cambio por nada. Quizá lo mejor de todo es la sensación de que esta marca es muy pero que muy mejorable.

Voy a dejar el apartado de agradecimientos desierto porque si me pongo a dar las gracias a todos los que se las debo, no acabo. Qué sensación.

Ahora a usar toda esta satisfacción durante esta semana para trabajar. Para que ese futuro cumpla lo que promete.

La sonrisa de la felicidad

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