6 feb 2012

CORRIENDO BAJO CERO

¿Qué lleva a alguien a ponerse las zapatillas y salir a correr un Domingo antes de las 9 de la mañana a temperaturas bajo cero nevando?

La primera respuesta que se viene a la cabeza es que eso solo se le ocurre a alguien que ha perdido el juicio, que no rige bien y bueno, no descarto que sea la respuesta correcta. Yo voy a intentar dar otra explicación diferente y aunque es más larga, espero que al llegar al final del texto haberte convencido de que es mejor.

Este fin de semana hemos estado mis primos, una ola de frío siberiano y yo en la provincia de Burgos; cerca de Aranda de Duero. Aunque muchos ya sabéis el porqué algún día contaré con más detalle qué se me ha perdido allí. La cuestión es que el Domingo, mi primo Pablo y yo a las 8:30 a.m. estábamos calzándonos las zapatillas mientras comprobábamos que fuera el termómetro marca -3º y la nieve empezaba a caer, ¿de locos?

En primer lugar he de decir que no tengo muchas oportunidades de salir a correr con él y me apetecía mucho más que el frío que pudiera hacer compartir ese rato, esa son el tipo de cosas que uno recuerda cuando pasa el tiempo. Se borrarán muchos recuerdos, pero puedo asegurar que esas sensaciones compartidas son las que permanecen.

Está claro que uno no tiene habitualmente la oportunidad de correr con nieve por lo que simplemente cambiando el enfoque de la situación, la dificultad se puede convertir en un estímulo en lugar de una barrera. No se si volveré a correr mientras los copos de nieve golpean mi ojos, y sí supongo que no es algo necesario en la vida de nadie, pero esa experiencia ya la tengo, para mi.

También, cómo no, está mi situación personal. Tras varios meses de una irregularidad tremenda en los entrenos, tengo la necesidad de demostrarme a mí mismo que soy capaz de volver, de superarme de nuevo, de conquistar de nuevo los retos que se presentan en el camino. Para ello solo conozco una fórmula: la constancia y el esfuerzo. Lo de menos ayer era correr mucho o poco, rápido o lento, lo importante era salir, disfrutar de la compañía y recordarse que se puede, que los resultados llegarán.


¿Ahora ya no parezco tan loco? ¿O quizá más?

Saludos!

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