11 feb 2012

SENSACIONES

El atletismo me ha enseñado muchas cosas. Es algo que digo muy a menudo y que además es cierto. Vivo buscando sacar el máximo partido a cualquier experiencia, es la forma que conozco de crecer, de alcanzar un nivel mínimo aceptable en el que desarrollar la existencia.

Cada vez que consigo vencer al frío, al horario y me calzo las zapatillas para salir a entenar sé que va a ser un rato en el que voy a hacer efectivo aquello de "emplear el inexorable minuto recorriendo una distancia que valga los sesenta segundos", y os aseguro que esa constancia en las horas que les puedo dedicar, no es fácil.

Ayer fue uno de esos días en los que lo conseguí: poco antes de las 4 de la tarde salí a correr y volví a casa con una satisfacción mucho mayor de lo que fue el entreno: 8,5km en poco más de 40min. La satisfacción no viene del tiempo, como veis no es nada extraordinario, es más bien normalita tirando a floja.

¿De dónde viene ese sentimiento de satisfacción, de felicidad? Viene sobretodo de la progresión, de disfrutar el camino, de ir de menos a más, de saber que pese a las dudas que uno siempre tiene, es cierto una vez más que el trabajo da sus frutos y que la perseverancia da resultados (y los seguirá dando) y que quizá no sea tan estúpido creer en el esfuerzo como medio para lograr los fines.

Hay más. Las "sensaciones" son muy importantes también. Vivimos en el mundo de los argumentos, damos validez a los hechos concretos y descartamos todo aquello que no podemos argumentar, explicar y razonar. Comprendo que como sociedad, como grupo humano que somos, hemos de organizarnos de alguna manera y no es mala forma esto de convencernos con argumentos, pero también entiendo que no todo puede pasar por ahí.

A menudo hay situaciones que uno no puede explicar con argumentos, simplemente "lo sientes" y claro, a ver cómo explicas eso. O eres un genio (y a veces ni así) o no hay nada que hacer. Y pasa mucho en el deporte. Y pasa en el atletismo, los resultados no siempre coinciden con las sensaciones y se dan casos en los que pese a conseguir el objetivo uno siente un frío que le recorre el pecho por dentro que es inexplicable.

Ocurre también al contrario, tienes un mal resultado pero piensas en el camino recorrido y la satisfacción te invade, dejándote un regusto a victoria que no cambias por haber hecho 2 minutos menos.

El mundo está lleno de contradicciones, y no hay nada más amargo que el vacío de la victoria: vencer, darse la vuelta y que no haya nadie con quien compartirla, si, mucho más que una "derrota huérfana" ya que quien más, quien menos, puede esperar verse solo ahí abajo, pero el vacío del éxito es muy doloroso.

Así, creo que tan importante como alcanzar mis objetivos, correr más rápido con menos esfuerzo, es hacerlo disfrutando mientras los logras. Uno mira lo que pasa en el mundo y no necesita conocer la resolución final para tener una opinión final, que ya no tenemos una edad que podemos saber que hay ahí detrás.

Saludos!

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy bueno! confieso que he venido aquí en busca de inspiración :)

Ana